Tu tableta, smartphone, portátil y televisor de pantalla plana tienen algo en común: emiten luz azul. La luz azul forma parte del espectro de luz visible. Tiene la longitud de onda más corta y la energía más alta.
Las investigaciones demuestran que la luz azul de los dispositivos electrónicos puede provocar cambios en las células de la piel, como su contracción y muerte. Esto acelera el proceso de envejecimiento. Incluso exposiciones de tan solo 60 minutos pueden desencadenar estos cambios. El exceso de luz azul también podría provocar pigmentación.
Aunque puede afectar negativamente la piel al usarse de ciertas maneras, la luz azul también tiene propiedades curativas. La longitud de onda HEV tiene un efecto antimicrobiano y se utiliza a menudo como tratamiento para el acné aprobado por la FDA debido a su capacidad científicamente probada para eliminar la bacteria P. acnes, causante del acné.
Cómo proteger tu piel del daño de la luz azul
Los antioxidantes neutralizan los radicales libres y no solo previenen el daño, sino que también lo reparan. Incorporar un buen sérum antioxidante a tu rutina de cuidado de la piel, así como una dieta rica en antioxidantes, ayudará a prevenir la degradación celular y el daño del ADN. Reducir el brillo de las pantallas al 50 % o usar el modo nocturno, más oscuro, también puede ayudar a prevenir el daño a la piel.