El tiempo lo es todo, incluso en el cuidado de la piel.
La ciencia afirma que la piel tiene seis funciones principales: absorción, regulación del calor, excreción, secreción y sensibilidad. Cada una de ellas cumple funciones muy específicas en el momento oportuno.
Piensa en el cuerpo como si tuviera una batería solar. Esto se conoce como el ritmo circadiano o reloj interno. Durante el día, tu cuerpo te protege de agresores externos como la contaminación, ayudándote a mantenerte fresco y a protegerte de la exposición al sol.
Al ponerse el sol y descansar, el cuerpo y la piel se dedican a reparar el colágeno y la elastina, que nos mantienen firmes y tersos. Mientras se reparan, la piel puede deshidratarse debido a todo el trabajo que realiza.
La piel necesita revitalizarse para mantenerse sana y equilibrada. Adoptar una rutina al menos una hora antes de acostarse garantiza que tu piel aproveche al máximo los beneficios de los productos, ¡y no de la funda de tu almohada! Intenta completar tu rutina de cuidado facial una hora antes de irte a la cama para que tu piel absorba completamente los productos que acabas de aplicar y evitar que se transfieran a la funda de tu almohada y la ropa de cama.